El sentido del humor vuelve a ser una baza importante, así como las inverosimilitudes con las que Maxis trata siempre de aliñar una ensalada que podría ser tan aburrida como la vida misma si no decidiese perder la compostura de vez en cuando. El Kraken, por ejemplo, es más un personaje que un simple animalito de atrezzo, e incluso podemos trabar una relación con él (no me preguntéis cómo, marranos aficionados al hentai) para que ataque embarcaciones de vecinos a nuestra órden.
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